El suicidio es un tema doloroso y complejo, que afecta a muchas personas, especialmente a los adolescentes, quienes atraviesan una etapa de intensos cambios emocionales y sociales. El objetivo de este conjunto de preguntas y respuestas es ofrecer información valiosa y accesible, ayudando a entender mejor los factores que pueden influir en el riesgo de suicidio, las señales de alerta a las que debemos estar atentos y las formas de brindar apoyo a quienes lo necesiten. Estas respuestas están basadas en casos reales tratados por profesionales de la salud mental, quienes han trabajado para identificar y prevenir situaciones de riesgo en jóvenes. A través de esta información, buscamos sensibilizar, educar y proporcionar herramientas para reconocer las señales tempranas, comprender las experiencias de los adolescentes en su lucha emocional, y fomentar un ambiente de apoyo y empatía.

La adolescencia es una etapa de grandes cambios, llena de posibilidades, pero también de muchas presiones. Los adolescentes enfrentan expectativas sociales, académicas y familiares que pueden generar mucho estrés. Además, es un momento clave en el que exploran su identidad, sus relaciones y buscan más independencia, lo que a veces entra en conflicto con las reglas establecidas por los demás.

Los jóvenes que luchan con problemas de salud mental como ansiedad, depresión, trastorno bipolar o insomnio tienen un mayor riesgo de pensar en el suicidio. También están en riesgo aquellos que atraviesan situaciones de vida difíciles, como la separación de sus padres, mudanzas, cambios financieros o la partida de un ser querido, además de quienes son víctimas de acoso escolar.

Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de suicidio, entre ellos:

  • Trastornos psicológicos, especialmente la depresión, trastorno bipolar, y el consumo de alcohol o drogas (cerca del 95% de las personas que fallecen por suicidio tienen un trastorno psicológico en el momento de su muerte).
  • Sentimientos de angustia, irritabilidad o desesperación.
  • Sentimientos de desesperanza o de no sentirse suficientemente bueno, a menudo relacionados con la depresión.
  • Intentos previos de suicidio.
  • Historia familiar de depresión o suicidio.
  • Abuso emocional, físico o sexual.
  • Falta de apoyo, malas relaciones con los padres o los amigos, y sentimientos de aislamiento.
  • Dificultades relacionadas con la identidad sexual en un entorno familiar o escolar que no apoya la diversidad.

El suicidio en adolescentes a menudo ocurre después de eventos estresantes, como problemas en la escuela, ruptura con una pareja, la muerte de un ser querido, o conflictos familiares graves. Las señales de advertencia que podrían indicar que un adolescente está pensando en el suicidio incluyen:

  • Hablar sobre la muerte o el suicidio.
  • Hacer comentarios como “ya no estaré más” o insinuar que se van a ir.
  • Expresar sentimientos de desesperanza, culpa o inutilidad.
  • Alejarse de amigos y familiares.
  • Escribir sobre la muerte, la pérdida o la separación.
  • Regalar objetos valiosos a amigos o familiares.
  • Perder el interés en actividades que antes disfrutaba.
  • Tener dificultades para concentrarse o pensar con claridad.
  • Cambios significativos en sus hábitos de alimentación o sueño.
  • Participar en comportamientos de riesgo.
  • Mostrar poco interés en la escuela o en deportes.

El motivo más frecuente suele ser la angustia relacionada con las relaciones amorosas, como la ruptura de una relación o problemas con los padres en relación con sus parejas. Los conflictos familiares o los problemas con la pareja pueden ser factores determinantes en momentos de vulnerabilidad.

Algunas situaciones de la vida de un adolescente pueden desencadenar una crisis suicida. Estas situaciones incluyen:

  • Percepción de amenazas o fracasos personales: A veces, problemas que parecen pequeños o manejables para otros pueden volverse abrumadores para un adolescente vulnerable, afectando su autoestima o su sentido de dignidad.
  • Problemas familiares: Los conflictos familiares son una de las causas más comunes de los actos suicidas.
  • Separación de amigos o seres queridos: La pérdida de una amistad cercana, ruptura con una pareja o el fallecimiento de un ser querido pueden ser desencadenantes.
  • Conflictos interpersonales o pérdidas: Las dificultades en las relaciones o la pérdida de una persona importante pueden generar mucho dolor emocional.
  • Problemas académicos o legales: Situaciones como problemas en la escuela o con la ley pueden hacer sentir a los adolescentes atrapados.
  • Presión social o grupo de amigos: A veces, los adolescentes enfrentan presión de su grupo de amigos o incluso aceptan el suicidio como una solución a los problemas.
  • Crisis por situaciones personales graves: Problemas como el abuso sexual, la violencia, el embarazo no deseado, enfermedades graves, o la victimización pueden aumentar el riesgo.
  • Expectativas poco realistas: Sentir que no está cumpliendo con las expectativas de los padres, maestros o figuras importantes puede generar un gran peso emocional.

El ser humano debe empeñarse en encontrar la vía por la cual dirigir sus energías hacia el logro de una trascendencia social cuyo resultado sea la satisfacción personal. Claro está, el sentido de la vida no es algo común para todos los individuos, es personal, porque lo que me lo da a mí no lo dará a mi pareja o a mis hijos. Luego, lo primero que usted debe hacer para dar sentido a su vida, es preguntarse cuál es su mejor atributo, su mejor cualidad, en qué aspecto es realmente bueno. Una vez que descubra ese atributo, dedíquele una parte de su tiempo para buscar la mayor perfección, y hágalo de manera consciente, no como un pasatiempo, sino como una obligación: usted le está dedicando a ese atributo una parte de su tiempo porque ello le dará un sentido a su existencia y su deber es perfeccionarlo al máximo.

Otras veces no hay que descubrirse atributo alguno, simplemente mire a su alrededor y trate de encontrar la persona más necesitada de usted, por ejemplo, su abuela, su pequeño hijo, su esposa enferma, su esposo con una gran cantidad de responsabilidades, etc. Dedíquese a mejorar la calidad de vida de ellos y eso también mejorará la suya. Dicho incentivo en ocasiones se puede encontrar en su propia tragedia. He conocido madres que han perdido un hijo por suicidio y se han consagrado a ayudar a otras madres y familiares con una experiencia similar y ello le ha complacido.

Precisamente los principales motivos del suicidio en los adolescentes son amores contrariados y los problemas familiares. El clima emocional familiar tiene repercusión, positiva o negativa en la formación de la personalidad y si este es caótico la personalidad se puede estructurar con algunos rasgos que influyan negativamente en la adaptación del individuo, como por ejemplo, la agresividad, la impulsividad, la timidez, la desesperanza, etc. Por otra parte, si el sujeto no tiene intereses extra hogareños que le permitan una mejor adaptación, el suicidio puede ser una forma anormal de evadir los problemas hogareños.

El suicidio es una forma anómala de comunicar que algo no andaba bien, lo que no siempre es posible detectar oportunamente por personas no entrenadas en la detección del riesgo de suicidio.

Detectar a un suicida es una tarea difícil, incluso para los psiquiatras y los suicidó logos más expertos, y los padres y las madres no lo son. Pero por otra parte, en ocasiones los cambios son sutiles y ellos no los perciben por estar continuamente con el presunto suicida. Otras veces influyen otras razones como la falta de comunicación entre padres e hijos, las malas relaciones entre ellos, no tomar con seriedad las llamadas de auxilio o las amenazas suicidas.

Es incuestionable que el comportamiento de los papás puede influir en el suicidio de los hijos de múltiples maneras.

Cuando los papás han intentado el suicidio o se han suicidado, los hijos pueden imitar dicha conducta. Cuando el padre padece de un alcoholismo o drogadicción, o la madre es una deprimida crónica estas condiciones pueden favorecer el suicidio entre los hijos debido al clima emocional familiar caótico que estos trastornos suelen conllevar. La existencia de abuso físico y sexual y las relaciones incestuosas también se convierten en factores que pueden precipitar un acto suicida en un adolescente.

Las dificultades en la comunicación entre los papás y los hijos, cualquiera sea su forma de manifestarse, pueden convertirse en un factor de riesgo suicida.

La buena comunicación y la confianza en la familia pueden permitir que cuando alguno de sus miembros presente ideas suicidas las pueda expresar sin temor a no ser escuchado y ayudado, lo cual sin lugar a dudas son factores protectores del suicidio.

No es aconsejable utilizar la violencia en las relaciones interpersonales, y entre ellas las paterno-filiales, pues ello puede originar un espiral de creciente violencia, o condicionar un aprendizaje defectuoso en los hijos, que emplearán la violencia cuando asuman el rol de padres.

A veces los padres hacen las cosas a la fuerza, pero hay que tener la capacidad para comprender si esa conducta persigue dañarnos o hacernos bien. No es lo mismo que un padre emplee la fuerza para abusar física o sexualmente de un hijo o hija, o que la emplee para que sea mejor ciudadano en el futuro.

Muchos adolescentes se tornan susceptibles tomando más en cuenta la forma y no el contenido del mensaje que le comunican los padres y pueden torcer su rumbo hacia el mal camino cuando no llegan a comprender lo que pretendían los padres.

Tu padre no habrá utilizado un método correcto pero no te metió al Infierno del Dante, sino a la escuela para que continúes superándote. ¿No será que este tipo de enseñanza te está obligando a ser mejor estudiante, a ser más perseverante en tus propósitos, a ser más disciplinado, a sacar de ti tus mejores cualidades como ser humano y te resistes a esforzarte?

Si un adolescente se quiere suicidar porque piensa que sus padres no lo quieren ya que siempre lo están comparando con sus hermanos ¿Qué se debe hacer?

Ninguna comparación es buena. Eso no debiera ocurrir nunca, pero sucede.

Cuando las cosas no dependen de uno, deben ser manejadas modificando las emociones que nos provocan, en vez de empecinarnos en que cambien. No es el suicidio la forma de enfrentar ningún problema y debes reconocer que estás experimentando celos hacia tus hermanos. Creo que sería de mucha utilidad que te detuvieras a reflexionar en que te comparan, y si ellos te superan, no hay que lamentarse por eso, sino tomarlos de ejemplos a seguir, en vez de desear suicidarte. Si mi padre dice que no saco tan buenas notas como mi hermano, debo aprender de su método de estudio, de su dedicación y disciplina, para ser tan bueno como él.

Siempre que uno cuente con los atributos personales necesarios para conseguirlos, trazarse metas elevadas en la vida es muy adecuado y no conduce en modo alguno al suicidio. Sin embargo, cuando no se cuenta con los recursos para ello, y la persona se propone alcanzar objetivos muy por encima de sus posibilidades, corre el riesgo de fracasar y frustrarse, con el malestar que ello genera. Si en estos objetivos inalcanzables había depositado todos sus medios económicos el riesgo de cometer suicidio es elevado.

En ocasiones hay familias que depositan en sus hijos o hijas que estudian, sus esperanzas de desarrollo, de modificar su situación económica, de salir adelante. Cuando no pueden cumplir estas expectativas, a pesar de los esfuerzos realizados, existe peligro de que realicen un acto suicida.

Inmediatamente se debe comunicar esos pensamientos a alguna persona significativa, como el padre, la madre, los maestros o profesores, el médico que le atiende, un psicólogo, un psiquiatra, el sacerdote o pastor, un buen amigo o amiga. No debe permanecer a solas mientras tenga este tipo de pensamientos.

Lo primero que debe hacer es preguntarse porque esto ocurre, pues lo más probable es que usted tenga que modificar algunos rasgos de su carácter que contribuyen a que esto suceda. También debe enriquecer su personalidad con algunos atributos que son del agrado de cualquier persona, como tener una buena capacidad para escuchar, saber mantener una conversación agradable, incrementar su cultura general mediante la lectura, tener buenos modales, ser caballeroso, etc. Y sobre todo amarse usted mismo de forma razonable pues si usted no se ama es muy poco probable que pueda encontrar alguien que lo haga.

Hay que proceder como se ha referido en otras ocasiones: explorar la idea suicida, no dejarla sola, evitar el acceso a los métodos mediante los cuales se pueda dañar, avisar a los familiares de las intenciones suicidas y acercar cuanto antes a las fuentes de salud mental.

El embarazo oculto o no deseado es uno de los factores de riesgo de suicidio en la adolescencia. Considero que también habría que determinar si el embarazo es o no deseado, pues el riesgo suicida se incrementa en este último caso. Si el embarazo es deseado pero oculto, hay que informar a los papás o a algún otro familiar para apoyar a la adolescente, recordando que de inicio pueden tener reacciones de ira, enojo, llanto hostilidad, incredulidad, agresividad, constantes interrogatorios para que se ofrezcan detalles de cómo ocurrieron las cosas, etc. Pero esta reacción inicial es sustituida en la inmensa mayoría de los papás por la aceptación de lo sucedido y el apoyo para que el embarazo transcurra sin dificultades.

Si el embarazo no es deseado y está oculto, también hay que informar a los padres y pedir su colaboración para enfrentar la situación por la cual está atravesando la adolescente y advertir del peligro suicida para que se tomen todas las medidas necesarias tendientes a evitarlo.

La función sexual adulta es una de las últimas que el organismo adquiere y esto es así porque se necesita una adecuada maduración biológica, psicológica y haber logrado una adaptabilidad social satisfactoria. Pero en la naturaleza “lo último que se adquiere es lo primero que se pierde” y en la adolescencia esa función sexual es muy frágil y pueden aparecer fracasos sexuales sin que ello constituya una enfermedad. Simplemente es parte de su propio desarrollo, hasta que se logra la estabilidad en esa función. Es por ello de vital importancia que se tenga una sexualidad responsable para evitar su mal funcionamiento.

El celoso está inseguro des su capacidad para despertar en el ser amado lo que supone que alguna otra persona puede lograr. Para erradicarlo es necesario incrementar la seguridad en si mismo, en los propios atributos. Claro en ocasiones se necesita ayuda profesional para que indique algún fármaco que disminuya la desconfianza, que es la base de los celos. Y si eres celosa nada más, pues tienes solo un problema, pero si eres celosa y suicida, entonces tienes dos.

La vida de su novio no depende de usted ni usted se la puede cuidar, pues el encargado de esa tarea es él mismo. Mantener relaciones de noviazgo con una persona por miedo y no por amor es un grave error, pues ambos se están engañando, el creyendo que usted le ama y usted haciéndole creer que siente amor cuando lo que experimenta es miedo a sus reacciones cuando usted decida no continuar.

La homosexualidad no es una enfermedad ni un atributo anormal del carácter. Se considera simplemente una preferencia sexual más, al igual que la heterosexual. Lo importante no es que los demás lo acepten, aunque eso sería lo ideal. Lo trascendental es que el individuo se acepte en esa condición.

Considero que el suicidio es una mala solución por no decir que no es una solución sensata. Que tu familia te acepte es lo ideal, pero no es lo real. Creo que quien debe aceptarse en su preferencia sexual eres tú y lograr con tu comportamiento, que te acepte la mayor cantidad de personas, como pueden ser tus amigos, compañeros de estudio o trabajo, maestros, otros familiares, etc.

Evidentemente te encuentras ante un conflicto de aproximación-evitación. Deseas ser homosexual, pero te lo reprochas. Pienso que debes aceptar tu preferencia sexual y asumirla con entereza, con dignidad, con responsabilidad y realizarte como ser humano.

Todos los seres humanos desean llamar la atención, aunque algunos lo hacen por sus mejores cualidades (pintores, músicos, científicos) y otros por sus conductas anómalas (agresividad, impulsividad, consumo de drogas, actos suicidas).

Los significados de un acto de suicidio pueden ser múltiples: deseos de morir, llamadas de atención, pedido de ayuda, deseos de mostrar a otros cuan grandes son sus problemas, agredir a otros, reunirse con seres queridos fallecidos, etc. Cualquiera de ellos debe ser considerado seriamente y prestarle la debida atención.

No hay que hacer absolutamente nada, pues es muy normal en la adolescencia que a veces se sientan esos deseos. Si se hacen frecuentes esos pensamientos entonces debemos buscar ayuda médica.

No es un síntoma de suicidio esa expresión, ya que el suicidio es matarse a si mismo, con participación activa del sujeto y no simplemente el deseo de morir. Claro está, esa expresión que es a veces frecuente entre los adolescentes frente a situaciones que les disgustan, puede ser el primer peldaño de un comportamiento autodestructivo.

Retar a una persona en riesgo de suicidio es algo que nunca se debe hacer, pues se puede correr el peligro que lo realice. En algunos Códigos Penales este proceder constituye un delito que se califica de incitación al suicidio.