Cuando un adolescente está atravesando una crisis suicida, lo más importante es actuar con empatía, atención y sin juicio. La intervención oportuna, a través de los primeros auxilios psicológicos, puede marcar la diferencia. A continuación, te comparto las 5 etapas clave de este proceso, para que sepas cómo actuar correctamente y brindar el apoyo necesario.

1. Establecimiento del contacto

Lo que debes hacer:
Escucha activamente. Deja que el adolescente exprese lo que siente sin interrumpirlo ni juzgarlo. Refleja sus sentimientos para que sepa que lo entiendes. Es fundamental creerle y aceptar sus razones. Aunque te cueste, es crucial no restarle importancia a lo que expresa.

Lo que no debes hacer:
Evita ignorar o minimizar sus emociones. No le digas que “todo va a estar bien” si no es el momento adecuado, y no cuentes tus propias experiencias, ya que lo que necesitas es ayudarlo a él, no compartir tus vivencias.

2. Conocer la dimensión del problema

Lo que debes hacer:
Formúlale preguntas abiertas que le permitan expresar sus pensamientos y emociones. Hazle preguntas que inviten a la reflexión, no que se puedan contestar con un simple “sí” o “no”. Es esencial explorar si tiene pensamientos suicidas y conocer el alcance de su sufrimiento.

Lo que no debes hacer:
No evalúes su discurso a través de tu propia experiencia. Cada persona vive las crisis de manera diferente, y lo que para ti pudo haber sido “algo superable” puede ser para él un gran obstáculo.

3. Posibles soluciones

Lo que debes hacer:
Ayuda a la persona a explorar soluciones realistas, reforzando que el suicidio no es una opción. Explora los obstáculos que podría enfrentar para encontrar una salida a su situación, y asegura que entienda que los problemas suelen ser temporales. Hazle ver que siempre hay opciones.

Lo que no debes hacer:
No permitas que su visión se quede centrada en la opción suicida. No dejes que su mente se cierre a otras soluciones posibles, y evita dejar de lado los obstáculos reales que puedan surgir en el proceso de salir de la crisis.

4. Acción concreta

Lo que debes hacer:
Actúa rápidamente. Si el riesgo es grave, involucra a la familia, haz contacto con profesionales de salud mental, e incluso considera la hospitalización si es necesario. Sé directo cuando la situación lo requiera, y nunca dejes solo a un adolescente en crisis suicida.

Lo que no debes hacer:
No dudes ni vaciles. El tiempo es crucial, y no puedes permitirte ser indeciso. No dejes solo al adolescente ni te retires de la situación, ya que tu presencia es esencial para su seguridad.

5. Seguimiento

Lo que debes hacer:
Realiza un seguimiento para observar su evolución. Asegúrate de contactar nuevamente al adolescente para evaluar si ha mejorado o si necesita más apoyo. Este contacto te permitirá ajustar el enfoque y las soluciones si es necesario.

Lo que no debes hacer:
No dejes el caso en manos de alguien que no esté informado del proceso. El seguimiento debe ser constante y debe estar a cargo de la persona que ya ha establecido una relación de confianza con el adolescente.

Un recurso simple pero vital

Los primeros auxilios psicológicos no requieren ser un experto en salud mental, pero sí tener empatía y actuar con responsabilidad. Recuerda que, si notas señales de riesgo suicida, nunca dejes al adolescente solo. Lleva al joven a un especialista en salud mental, ya sea un médico, psicólogo, psiquiatra, o acude a los servicios de urgencias médicas y psiquiátricas para una atención profesional.

Lo más importante es actuar a tiempo. Tu apoyo puede ser un primer paso esencial para que esa persona vea que hay salida a su dolor y que no está sola.